martes, 6 de mayo de 2008

...El precio de hablar...

Hace tiempo que no actualizo y ya me estoy estresando al no escribir nada, sólo apuntes, apuntes, apuntes, apuntes!

Así que hoy, después de que me riñeran por no hacerlo, pues me decido a escribir u
n poquito.


Hace poco estuvimos dando la bienvenida a este (¿maravilloso?) mundo a un nuevo familiar, una humanita muy graciosa que es tan poca cosa que da miedo cogerla - yo no me atreví...

Observándola mamar con avidez de su madre y mi prima, me acordé de una clase de 1º de Bachillerato sobre la anatomía del aparato respiratorio y del aparato digestivo, en la que vimos que los bebés tienen la capacidad de respirar a la vez que tragan, cosa que me sorprendió muchísimo e hizo que esa clase se quedara grabada en mi mente.

Tragar y respirar a la vez, a nosotros nos parece increíble, inimaginable. ¡Qué sensación más extraña! Además de extraña, para nosotros... muy peligrosa; ya que de ello depende que nos asfixiemos o no...

Lo que más me gustó de esa clase de hace unos años, fue descubrir que esta capacidad la perdemos al ganar otra gran capacidad única en el ser humano: el hablar. Para poder vocalizar palabras más complejas y desarrolladas, para poder pronunciar el inmenso abanico de posibilidades de sonidos con el que contamos debemos renunciar a este seguro anti-atragantamiento.... ¡Qué cosas! El hablar puede matar (sobre todo en este mundo de antitolerancia, pero eso es otra historia, ¡que me pierdo!).

Me parece muy interesante esta cualidad que se nos ha brindado: poder hablar. ¿Alguna vez nos paramos a pensar lo que esto significa?

Supongo que todo el mundo sabe lo que significa hablar. Y lo practica.

Por desgracia hay gente que lo practica demasiado, y mira que yo no soy de mandar callar (¡Por favor! ¡Qué falta de respeto, el mandar callar! Eso se lo dejo a nuestro querido Juan Carlos...), pero a veces, a veces... dan muchísimas ganas de saltar sobre la boca de algunos personajillos que hablan y hablan y hablan... Sin decir nada.
Pues eso, que la próxima vez que habléis y pronunciéis sonidos maravillosos por esa boca tan fantástica, pararos a pensar que hemos evolucionado asumiendo un gran riesgo.

Así que por favor, no os juguéis la vida para nada como hace tanta gente ya de sobra conocida. Decid algo interesante.


Saludos, W.

11 comentarios:

Mr. TAS dijo...

qué bien, qué gustito, ¡una actualización! jajajajaj es broma.

oye, que yo no te he reñido eh.... XD

hablar, la libertad de expresión es lo más grande que hay... tanto, que a la mínima nos atragantamos de ella.

La sonrisa de Hiperion dijo...

Genial el comentario, por favor cambia el colo amarillo de la letra que algunos nos vamos a quedar ciegos al leer.
Por lo demás chapeaux!
SALU2

WMWìRiÄWMW dijo...

Ups... ¡lo siento! Es que tengo el monitor bastante mal y los colores que yo veo no son los que en realidad son... xD
Ya está cambiado ^^ Gracias!

Bambu dijo...

Pues nada, hablemos con cuidado de no atragantarnos ;-)

Gracias por tu visita !
Un saludo!

anacoretas dijo...

No sabía yo eso de los bebés...Pero lo del lenguaje, qué puedo decir, estudié filología inglesa y gallega y tuve una "maravillosa" asignatura llamada Lingüística que hablaba de todo eso...si quieres te los paso! hahaha

Un saludo

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Fusa dijo...

http://quefinura.blogspot.com/2008/05/respiras-y-yo-respiro-por-ti.html

:) Hoy me he enterado de que mi hermana trae un niño. Otro...

Fusa dijo...

Yo he raptado a Sofía Montalvo de la novela y la he hecho mía. La he convertido en mi alter ego y le envío una carta ficticia cada mes... espero que te haya gustado :)

Un beso.

Fusa dijo...

Por cierto, ¿has leído más a Carmen Martín Gaite? ¿Puedes recomendarte otro libro?

Anónimo dijo...

Hola,

Soy Fusa (quefinura.blogspot.com). Estoy de mudanzas a otra casa. Sin vecinos ni miradas entrometidas. Te sigo desde allí :)

Perdonad el mareo.

Ignacio Bermejo dijo...

La libertad de expresión es un derecho irrenunciable e inanienable, que además nació a escasos metros de donde vivo, justo en el Real Teatro de las Cortes, en San Fernando, Cádiz, en la Constitución de 1810, bulgarmente conocida como la de 1812 o con el nombre de la Pepa.
Un beso